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Dejémosles en paz

D

La uniformidad es la muerte; la diversidad es la vida

Mijaíl Bakunin

Parece ser que los gringos se han retirado de Afganistán definitivamente después de una importante inversión de dólares y vidas en implantar un sistema democrático y formar un ejército capaz de defenderlo.

Parecer ser, también, que ese ejército ha colapsado en tiempo récord y que el sistema democrático va a desaparecer tan pronto como los talibanes, que en una semana han tomado más de medio país como si del Risk se tratase, terminen de controlar la capital.

De hecho, al ritmo que van, quizá para cuando se haya publicado esta niusleta eso ya haya sucedido.

El caso es que ese sistema democrático no parece ser del agrado del demos que hay por allí. Esto parece evidente por tres razones: La baja participación en las elecciones de 2019 (18%), el hecho de haber tenido que imponerlo por la fuerza y la realidad de que ningún ejército rebelde conquista un país en una semana sin el apoyo del pueblo.

Parece que esos cabreros tribales siguen sin querer que les impongan modos de vida. Tengo entendido que el único que lo logró era la reencarnación de Aquiles, hace algo más de 2000 años. No sé mucho de ese pueblo, pero parecen testarudos.

Y parece que prefieren el mando de los talibanes. De lo contrario, veríamos alzamientos civiles contra ellos. A fin de cuentas, no es que los talibanes sean los únicos con armas en el país. De hecho, hay todo un ejército de 300.000 efectivos financiado, equipado y formado por la primera potencia mundial al que podría unirse la población civil.

Pero no sucede.

También podemos deducir que prefieren a los talibanes del hecho de que, tras más de tres lustros, éstos no hayan hecho más que sumar miembros mientras los ocupantes extranjeros intentaban eliminarlos. No soy experto, pero yo diría que eso es imposible sin apoyo civil.

Lo que nos debería llevar a preguntarnos: ¿Por qué les estamos intentando imponer algo que no quieren a unos barbudos a miles de kilómetros de nuestras casas?

Ya se ha comentado mucho la paradoja de extender el régimen de libertades y derechos occidental a base de bombazos. Pero, para mí, el problema es previo: ¿Por qué tenemos que extender nuestro régimen de libertades y derechos occidental?

Quicir, más allá del medio, ¿por qué tenemos que tener ese fin?

¿Por qué esa beligerancia de los Estados democráticos contra los que no lo son?

Yo soy partidario de que vivan como quieran. Y lo soy por varias razones:

Primera, porque están en su derecho. Todos los pueblos tienen sus costumbres, leyes, instituciones y prácticas. Y algunos de esos elementos pueden ser incompatibles con la democracia. Y la democracia no es un valor supremo como para arramblar con siglos de historia.

Segunda, porque deben librar sus propias guerras. Se aduce a menudo que hay individuos sufriendo esos regímenes (gays, mujeres, otras confesiones…). Es cierto, pero no somos responsables de todo el mundo. Podemos ayudarles, podemos darles asilo, podemos hacer muchas cosas. Librar sus guerras, no.

Tercera, porque es peligroso. No sólo para los que están en el terreno, sino para todos nosotros. Tenemos no pequeñas bolsas de jóvenes musulmanes radicales en prácticamente cualquier ciudad importante europea. Si no creemos con derecho a imponer por la fuerza nuestro estilo de vida allí, ellos se creerán con derecho a responder aquí. Y tendrán razón.

Cuarta, porque es caro. Sin más. No sé qué hacemos gastando millones allí, dados los otros puntos mencionados.

Quinta, porque es bueno para la humanidad. Soy partidario de la diversidad, tanto humana como social y cultural. Me gusta que haya mujeres, gays, enanos, gordos, flacos, de izquierdas, de derechas. Incluso boomers. También me gusta que haya dictaduras, que haya Estados regidos por la Sharia, comunismo juche y distopías chinas. La competencia es buena. La competencia entre modelos sociales y políticos, también.

Por supuesto, si estas sociedades empiezan a suponer un riesgo para nuestro estilo de vida, habrá que responder. Pero mientras sólo quieran tener SU propio estilo de vida… ¿Qué hacemos nosotros metiendo las narices?

Dejémoslos tranquilos.

Marxistas y liberales fukuyamistas están convencidos de que el desarrollo histórico conducirá o al comunismo o a la democracia liberal. Y sucederá de forma inevitable. Pero, en lugar de esperar a que suceda, se esfuerzan en hacerlo suceder ellos mismos, fracasando una y otra vez.

Nunca he entendido esa afición que tienen los hegelianos por hacer realidad a la fuerza el escatón que dicen que llegará de forma natural.

Si Afganistán tiene que llegar a ser una democracia liberal a la occidental, ya llegará.

Y si no llega, me la suda.

sobre el autor

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Soy Antoño, el Gran Orangotán Cósmeco. Me gusta la política, la filosofía, la psicología, el marketing y los negocios. Si estás leyendo los contenidos de esta web, probablemente ya me odies. Si no es así, suscríbete a la lista de correos.

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