Esta niusleta va a ser breve porque voy a tratar algo muy evidente: La ideología de lo basado está condenada al colapso.
¿Qué es la ideología de lo basado? Una anti-ideología. Es una actitud. Ya lo dijimos en su día. Es una respuesta. Una reacción.
Y, como suele suceder, la reacción aglutina a los más diversos especímenes.
¿Por qué digo ideología de lo basado para, justo después, decir que no es una ideología?
Pues porque una cosa es que no lo sea y otra que no se perciba como tal. Especialmente entre la gente del otro extremo del espectro.
La ideología de lo basado es la ideología de la extrema derecha sin careta, sea lo que sea eso.
Se confunde la actitud con las ideas, de modo que acaba metiéndose en el mismo saco a todos los que utilicen los términos charo y basado, usen los mismos memes y respondan a las acusaciones con “Sí”.
Todos esos son extrema derecha. Da igual si eres ancap, carlista, comunista o alguien totalmente despolitizado. Si andas como un pato y haces cuac, eres un pato.
Se confunde forma y fondo.
¿Lo peor? No sólo lo confunden “los malos”. También lo confundimos “los buenos”. Esto es, los basados.
La sensación de manada y el sentimiento de pertenencia que ofrece la tribu urbana (aunque sea virtual), caracterizada por estéticas, comportamientos, jergas y demás mierdas, hace que el nazi crea que el ancap está con él, y viceversa.
Lo decía algún tuitero por ahí cuando vio la manifestación que organizó Alvise: “Hay nazis, fascistas, ancaps, liberalios… ¡Es mi TL!”.
Es normal. La reacción une. La oposición aglutina.
Es a la hora de proponer y construir cuando surgen las divisiones. Por eso la ideología de lo basado está abocada al colapso.
Lo único que nos une es el rechazo. Somos amigos circunstanciales, porque tenemos el mismo enemigo.
¿Podremos seguir siéndolo cuando desaparezca el enemigo? Pues, la verdad, va a ser complicado.
Es responsabilidad de ambos, tuya y mía, estimado ancap/carlista/nazi/tradicionalista/liberalio, que encontremos unos mínimos en los que ponernos de acuerdo.
Si ambos queremos mantener nuestras ideas maximalistas, vamos a volver a disgregarnos en una miríada de grupúsculos.
La palabra miríada es súper bonita.
No hace falta que te diga que, si eso pasa, puede haber una tregua, pero pronto volverá a triunfar el enemigo.
Superado el momento de la reacción, es el momento de organizarse. Tras la negación, toca la discusión. Discusión de fines y discusión de medios. De lo contrario, si intentamos pasar directamente a la afirmación, nos encontraremos con que el que creíamos amigo en realidad no lo es, a pesar de tener nuestro mismo enemigo.
Para afirmar al unísono, hay que renunciar al maximalismo y buscar mínimos comunes.
La otra opción es la pelea de perros. Y, sin duda, alguien ganará esa pelea. Pero tendrá que enfrentarse solo o con compañeros mutilados contra el Panzer que nos asola.
La ideología de lo basado está abocada al colapso porque, una vez haya que respaldar la actitud con ideas (y en algún momento pasará), pueden ocurrir dos cosas:
O bien no hemos hecho los deberes y se descubre que ese bloque aparentemente sólido y homogéneo es en realidad una casa de putas, o bien sí los hemos hecho y se descubre que las ideas tras esa actitud punk maximalista en realidad son unos acuerdos de mínimos.
En cualquier escenario lo basado está condenado a la extinción política (si es que alguna vez tuvo un sentido político).