La tesis de esta niusleta es que el estoicismo es una mierda. Una filosofía derrotista que propone convertir al hombre en una piedra para así poder vivir una buena vida cuando dicha vida ni siquiera merece tal nombre.
Antes de desarrollar, resumamos rápidamente el estoicismo (así, de paso, hacemos la diferenciación entre el estoicismo y el estoicismo coelhiano tan de moda en nuestros tiempos).
El estoicismo se sostiene en tres grandes pilares: Pensar, actuar y vivir de acuerdo al orden natural (entendiendo naturaleza como cosmos); eliminar las pasiones; y buscar la eudemonía (vida buena).
El estoicismo coelhiano que hoy en día propugnan los emprendedores se centra en el segundo punto. Eliminar las pasiones, que lo dañino te afecte lo mínimo posible, no fliparte cuando te llega algo bueno, etc.
Sin embargo, no es posible separar las tres cosas. Eliminar las pasiones es necesario para vivir de acuerdo al orden natural de las cosas, lo cual conduce a la eudemonía al estar en comunión con el cosmos.
Lo de ducharte con agua fría es estoicismo simplificado para tiempos acelerados, porque hasta lo degenerado degenera.
Además, conviene hacer un comentario contextual: ¿Cuándo nace el estoicismo? Al poco de iniciarse el helenismo de Alejandro Magno. Y continuará expandiéndose por todo el territorio de la república romana, volviendo a ganar fuerza durante el Imperio hasta la generalización del cristianismo (obvio heredero del estoicismo).
Es decir, es una filosofía que nace al calor de las cenizas de un mundo que ha sido arrasado. No desde un punto de vista, digamos, objetivo y hegeliano (imbuidos de esa visión del devenir histórico, entendemos que el helenismo es superior a la clasicismo y que la expansión de Roma es un continuo avance hacia una configuración histórico-política superior), sino desde un punto de vista subjetivo e individualista.
Para el heleno, el mundo que conocía había desaparecido. Para los romanos, la acelerada expansión de sus fronteras suponía esa misma desaparición. Nuestra concepción progresista del mundo nos impide comprender en su totalidad el sentimiento de disolución que vivieron, a pesar de que vivimos un momento histórico análogo.
¿Por qué ellos pudieron darse cuenta y presentar ideas para lidiar con ello y nosotros ni siquiera somos conscientes de estar viviendo en ese periodo de disolución?
Bueno, lo primero es que no se dieron cuenta. Obviamente, los estoicos no dijeron “el mundo se va a tomar por culo, hagámonos bolita filosófica para protegernos”. Esa lectura la hacemos nosotros. Lo segundo es que, en aquel momento, no tenían antidepresivos y, para calmar esos dolores, recurrían a la filosofía (literalmente, luego lo veremos).
El caso, por resumir, es que el estoicismo es una filosofía que nace en un momento en que el mundo conocido se va a la mierda y los cambios acelerados causan un shock y un sentimiento de impotencia ante el que sólo se puede decir “que sea lo que Dios quiera, que venga lo que tenga que venir, y trataré de sobrellevarlo sin sufrir”.
Hoy, vivimos en un mundo semejante. La cantidad de libros de autoayuda (versión moderna del estoicismo, hasta el punto de que no serías capaz de identificar si una cita es de Epicteto o de Paulo Coelho) publicados cada año da buena cuenta de ello. La cantidad de antidepresivos y ansiolíticos dispensados cada día, también.
De hecho, me gustaría comparar esas cifras en Occidente vs. el mundo árabe, por ejemplo. Pero, bueno, eso por si a alguien le apetece hacerlo. Ha sido idea random.
En fin, que ya tenemos una idea general de qué es el estoicismo (y en qué se diferencia de la visión simplificada marketera), cómo (y en reacción a qué) surge y por qué está tan de moda (porque vivimos en un entorno propicio para el auge de estas ideas).
¿Por qué digo que el estoicismo es una filosofía de mierda?
Hay varias razones según al precepto estoico que abordemos (es un poco difícil, porque los tres preceptos están interrelacionados y abordarlos por separado da problemillas, pero bueno, intentémoslo).
Primero, empecemos por el de vivir de acuerdo al cosmos.
Aquí hay un error que rige todos los demás y es el de creer que hay un orden en el cosmos. En el orangotanesmo cósmeco sabemos que no lo hay. El cosmos no tiene ningún orden, nosotros ordenamos el cosmos. En el cosmos sólo existe el caos. Y si, momentáneamente, hay algunos patrones que se repiten, son casualidades que desaparecerán por pura entropía en seguida (aunque a ti te parezca una eternidad porque eres un simple humano).
En el cosmos no existe una quietud con patrones predecibles constantes. El cosmos es un continuo fluir. El cosmos es, por definición, cambio.
No vamos a ponernos ahora con movidas ni escépticas ni solipsistas, pero es un hecho que no puedes extraer un orden del cosmos más que como 1. interpretación subjetiva y mediada por tus sentidos y comprensión y 2. fe en que haya constancia y repetición.
Por tanto, el estoicismo pretende vivir de acuerdo al cosmos, pero eso es imposible, porque el cosmos no tiene unas reglas en las que puedas insertarte.
El estoicismo es contradictorio, por tanto. Buscan vivir acordes a un cosmos que ellos mismos han ordenado. Los estoicos buscan vivir de acuerdo al cosmos, pero lo que hacen por el camino es crear un cosmos acorde a ellos. No se adaptan al cosmos (es imposible), sino que adaptan el cosmos a sí mismos.
Por otro lado, tanto si el cosmos tiene un orden como si no lo tiene, el planteamiento estoico es innecesario: ¿Vivir de acuerdo al cosmos? Amic, somos cosmos. No te esfuerces en vivir de acuerdo al orden natural: No podrías no vivir de acuerdo a él.
Por último, incluso asumiendo que el cosmos tuviese un orden (que no es así), lo que mejor definiría al cosmos sería la indiferencia. Salvo que se le añadan ideas teístas (con T), al cosmos se la suda todo (ni siquiera plantearlo así es acertado). No es una mente, es un accidente.
¿Cómo podría alguien vivir de acuerdo a la indiferencia? Cuidado, que parece cuestión menor pero hay una paradoja importante aquí: Si te esfuerzas en ser alguien indiferente, estás dejando de ser indiferente. La única forma de ser indiferente es no siendo indiferente.
Por no hablar de que el objetivo de ser indiferente es una puta mierda. Aunque esto lo abordamos mejor en el siguiente punto, sobre la atenuación de las pasiones.
Segundo, hablemos de la erradicación de las pasiones.
Este es el punto más conocido de los estoicos y lo que más se propugna en nuestros tiempos. Pero… ¿Realmente queremos eliminar las pasiones?
Primero, ¿qué pasiones hay que eliminar? Los estoicos diferencian entre las pasiones propiamente dichas, que hacen daño, y las emociones, que pueden ser positivas en una buena vida. Ahora bien, esto suena muy bonito, pero no hay por dónde cogerlo.
Para empezar, la diferenciación es arbitraria. Para seguir, aquello que causa daño puede causar también un beneficio (y lo que causa un beneficio puede causar también un daño). Y, para terminar, que algo sea dañino no es motivo suficiente para eliminarlo.
Aquí bancamos las emociones. Todas. Las pasiones más bajas y los sentimientos más elevados. Porque todo forma parte de nosotros y en la vivencia de todo ello hay un aprendizaje. Consumirse en las pasiones es igual de negativo que evitarlas. No se puede ser virtuoso sin conocer el pecado (sobre la virtud, volveré luego).
Defendemos llorar, reír, amar, sufrir, odiar, envidiar, crecer, ser generoso y ser egoísta y cualquier otro sentimiento, porque todos ellos nos conforman. No queremos anestesiarnos, queremos multiplicar las experiencias y nuestras respuestas a ellas.
Como dejé caer por arriba, para los estoicos, todas estas pasiones son, literalmente, una enfermedad que hay que curar (no hace falta hacer muchas piruetas para saltar desde esta concepción a la concepción del pecado cristiano). El estoico se odia a sí mismo.
Habrá quien diga que el estoico no se odia a sí mismo porque, al defender ciertas emociones, lo que hace es buscar una forma de vivir sus sentimientos más virtuosa, no necesariamente conducente a una indiferencia absoluta.
Pero, si se miran los ejemplos e ideales estoicos, lo que se concluye es que el hombre que hay que aspirar a ser es una piedra. Un ser anestesiado al que le pasan por encima el mundo y la vida, incapaz de sentir y sin interés en actuar.
Al estoico le da igual si el vaso está medio lleno o medio vacío. Para el estoico, el vaso está como tiene que estar. A nosotros también nos da igual si el vaso está medio lleno o medio vacío, pero nos da igual porque estamos buscando la fuente.
Y todo esto por no hablar de la hipocresía estoica de defender el vivir con poco, buscar el dolor para no sufrir cuando llegue el de verdad y todas estas mierdas cuando en realidad eres parte del TOP 1% de tu sociedad (algo que vemos entonces y que vemos hoy).
De hecho, estoicismo proviene de la estoa, los pórticos que había en los ágoras, porque uno de los estoicos (no recuerdo cuál) daba ahí sus charletas. ¿No debería haberlas dado a la intemperie? Todo en el estoicismo es hipócrita.
Los estoicos, tanto los de ayer como los de hoy, son como el rico que afirma que el dinero no es lo importante. Claro, no lo es porque a ti nunca te ha llegado un aviso de desahucio estando en paro.
Tercero, hablemos de su búsqueda de la eudemonía.
La eudemonía es la vida buena, que sólo puede darse tras atenuar las pasiones y, en consecuencia, vivir acorde al cosmos. Ya hemos abordado esas dos cuestiones, así que aquí habrá poco que tratar.
La vida buena (en sentido estoico) no es ni posible ni deseable. Que no es posible lo hemos visto en el primer punto. Que no es deseable lo hemos visto en el segundo. Aquí sólo queda hacer un resumen.
No es posible porque no puedes vivir acorde a una virtud cosmológica inexistente. Tampoco es posible porque, con mucho, el estoicismo es una anestesia, pero la anestesia no es una cura. El estoico, entre luchar contra el cáncer o vivir a tope los últimos meses de vida, elige mitigar (mal) los dolores y seguir trabajando los tres meses de vida que le quedan.
La realidad es simple, ningún sistema te va a sanar. Ni siquiera uno propio. No hay ningún sistema de pensamiento o forma de dirigirte por la vida que te vaya a evitar el sufrimiento. No hay ningún sistema que te haga vivir acorde al cosmos. Lo más cercano es la falta de sistema.
Pero es que, además, aunque esa vida buena fuera posible, no sería deseable. Ya lo he dicho alguna vez: Aquí no bancamos al funcionario, bancamos al torero.
El estoicismo es heredero del pensamiento socrático y, por tanto, una vuelta del revés de los valores aristocráticos. El estoicismo es lo contrario a Aquiles. El estoicismo es lo contrario a los valores fuertes, positivos, propositivos, vitalistas, afirmativos de cualquier entorno triunfante. Por eso surge en épocas de derrumbe.
El estoicismo no es un perro lamiéndose las heridas en la perrera. Es un perro que ha aceptado su sacrificio.
El estoicismo no es la derrota, es la incomparecencia.
Ninguna musa canta la gloria del anodino estoico.
Hola. El artículo bien, pero en mi opinión bastante forzado. Tu primera razón, la de vivir de acuerdo al cosmos. Es cierto que en 2021 parecen ridículas todas las visiones sobre la naturaleza, el universo…que se tenían hace 2000…1000…500 o 250 años, sea cual sea la filosofía o la rama que las estudiara. Hoy sabemos que el mundo no es como se suponía. Quizás pones demasiado en valor la parte que quizás menos en valor haya que poner por parte del estoicismo o, como digo, cualquier otra filosofía de la época.
Tu segunda razón, en mi opinión, no es para nada exacta. Desde el estoicismo más que eliminar pasiones se aboga por intentar dominarlas para dar la mejor respuesta posible. Tu tercera opinión al estar basada en las otras dos, de por si, bastante forzadas, pues también queda un poco fuera de lugar. La eudaimonía se trata de más de vivir una vida virtud, en base a las 4 virtudes principales estoicas pero, sin dejar de lado, otras muchas otras.
En definitiva, un buen artículo para el SEO y que lleguen muchos visitantes pero bastante limitado en cuanto a razones objetivas, y subjetivas, de por qué estás contra el estoicismo (que mira que se pueden encontrar buenos motivos).
Mucho texto
Espérate entonces al DVD.
Totalmente de acuerdo, Manu. Especialmente el punto 2, no lo veo correcto.
Espero con interés tu revisión del epicureísmo. 😉