antoño orangotán epistemología, semiótica, emprendimiento, marketing…

Vicios individuales, virtudes sociales

V

La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio ancho y espacioso

Don Quijote

Dicen que los vicios son malos. Y probablemente lo sean. Pero viven con nosotros y no podemos eliminarlos. No existe el hombre libre de ellos. Incluso el que dice estar libre de ellos tiene el vicio de no tener vicios.

Junto a esto, tiendo a pensar, con Hölderlin, que lo que ha hecho siempre del Estado un infierno en la tierra es que los hombres intentaran convertir la tierra en su cielo.

La niusleta de hoy va de sumar estas dos ideas. La de los vicios inherentes al ser humano y la construcción de sistemas sociales funcionales, que no se conviertan en infiernos. Preveo niusleta caótica, aviso.

La cosa es que, curiosamente, si quieres un sistema funcional, necesitas creer que el hombre es un pequeño demonio. El infierno aparece cuando crees que el hombre puede ser un ángel.

Ejemplos de sistemas funcionales hay muchos. La mayoría de ellos, evolutivos. La familia, la patria, el capitalismo…

De hecho, probablemente, el capitalismo sea el mejor ejemplo. Al fin y al cabo, es un sistema que coge los vicios de la avaricia, del querer tener más estatus, del egoísmo que todo el mundo tiene y transforma esos males en riqueza.

Después, sirviéndose de esos mismos vicios, extiende esa riqueza como una balsa de aceite a todas las capas de la población. Y por eso funciona.

Hay quien piensa que el hombre es egoísta por el capitalismo. Que, sin capitalismo, no seríamos egoístas. Pero, por lo que sea, cuando quitas el capitalismo de la ecuación, no afloran la generosidad y la fraternidad sino los campos de reeducación.

En fin, no nos vamos a liar con ello en esta niusleta. El caso es que el capitalismo es un buen ejemplo de un sistema que coge el vicio individual y lo convierte en algo positivo para la sociedad.

No necesariamente convierte el vicio individual en una virtud. De hecho, no lo hace. Si tú eres un egoísta, sigues siéndolo por mucho que tu acumulación de capital sea positiva para el conjunto de la sociedad. La gente te ve como un egoísta avaricioso.

Pero esto tiene un segundo punto positivo, y es que quien quiere señalizar virtud, tiene que hacer sacrificios. Señalizar virtud no sale gratis. Requiere skin in the game. Es una señal honesta costosa.

Así que tenemos que el capitalismo coge los vicios de la gente y hace algo positivo para la sociedad con ellos. Y, al mismo tiempo, las personas que quieran mostrar virtud pueden hacerlo de forma eficaz y creíble (aunque costosa) sin por ello afectar negativamente al sistema.

Todo bien.

Pues bueno.

Llevo tiempo pensando que, cuando tratas con una persona, debes partir siempre de la base de que va a ser una buena persona. Pero, cuando tratas con la gente, debes asumir que son la peor basura. Creo que esta es la forma correcta de orientarse en la vida. Tengo esta niusleta hablando de ello.

Y, claro, aquí entra con fuerza la política. Porque la política trata de la gente, no de las personas.

Los mayores errores en política vienen de creer que la gente es buena. Es decir, de centrarse en las virtudes y no en los defectos. Es decir, de creer que los hombres pueden dejar de ser hombres y pasar a ser ángeles. Y ya hemos dicho en qué acaba eso.

Se juntan tres cosas, a mi juicio: El hombre es simple, el hombre funciona con historias y el hombre quiere tener esperanza.

Esa mezcla es una putada, porque tiende a conducir a una visión naif de la realidad según la cual en el principio estaba el bien y luego aparecieron unos individuos particularmente malos que ensuciaron el Edén.

El hombre malo es Rockefeller, Soros, Bill Gates, Amancio Ortega o quien toque. Pero acostumbra a haber un malo con una camarilla de minimalos que corrompen a los políticos (que, por supuesto, eran buenos) y crean órdenes sociales top-down que sacan lo peor del ser humano.

(Los menos idiotas no creen que fueran hombres malvados los que crearon esta situación, sino que es resultado de procesos históricos y sociales. Bueno, no cambia mucho el argumento).

La cuestión es que, si corregimos ese orden social que saca lo peor del ser humano, dejará de salir lo malo del ser humano. 2+2 = 4. Es de cajón. Sólo hay que acabar con sus leyes, que envilecen al hombre, y eliminar cualquier influencia que tengan sobre la población.

Si lo logramos y sustituimos esas leyes y sistemas por otros que confíen en la virtud del hombre, éste se volverá ángel.

Sucede que el mal en el mundo no existe porque haya un grupito de poderosos que sean malos o porque espíritus históricos o pollas. Existe porque el mal reside en el corazón humano.

Y, si el mal reside en el corazón de todo ser humano, crear sistemas confiando en su virtud tiende a funcionar regular.

Los sistemas sociales deben ser robustos, y no pueden serlo si su correcto funcionamiento depende de que los agentes que lo integran se comporten siempre rectamente.

No puedes legislar o crear sistemas confiando en que la gente sea buena, debes crear sistemas asumiendo que la gente es basura. Sólo así pueden funcionar.

Más aún: Un sistema que asuma que la gente es mala está bien. Funcionará. Pero se puede ir un paso más allá y tratar de que estos sistemas no sólo funcionen cuando la gente se comporta mal, sino que mejoren cuando la gente se comporta mal.

Lo de siempre: Taleb, robustez, antifragilidad, esas mierdas.

Digamos que, a nivel de sistemas sociales, un sistema que arroja resultados positivos cuando los individuos que lo componen se comportan negativamente (con poca ética) es un sistema antifrágil. Podría discutirse, pero nos sirve para entendernos.

Sin embargo, los resultados positivos para el conjunto derivados de un comportamiento poco ético a nivel individual no deben ser demasiado visibles. O, si lo son, deben ir en justa correspondencia con el beneficio individual que procura esa falta de ética. De lo contrario, el sistema premiaría el mal comportamiento, y tampoco queremos desincentivar la virtud.

Volvemos al capitalismo para poner un ejemplo: Alguien contrata trabajadores porque quiere ganar más dinero. Contratar trabajadores y pagarles es un output positivo del sistema, que se alimenta del egoísmo del empresario.

En ese caso, el output positivo es visible, pero va de la mano del beneficio personal del empresario. De tal forma que la gente no cree que esté haciendo el mal para beneficio de la comunidad, sino de sí mismo. Eso es bueno.

Por otro lado, tenemos el caso del inversor/especulador. El output positivo es invisible (la capitalización de empresas, el arbitraje de precios, etc). Lo que se ve es el egoísmo del tipo. De nuevo, eso es bueno. La gente critica ese comportamiento egoísta, pero ese comportamiento egoísta tiene consecuencias positivas.

La idea es aprovechar los vicios humanos, no incentivarlos. La sanción moral de la comunidad (muchas veces hipócrita, pero eso nos da igual) hace de contrapeso a los outputs positivos. Si el beneficio personal no se viera y sólo se viera el output positivo a nivel social, el sistema no funcionaría a largo plazo (porque alimentaría el vicio hasta un punto insostenible).

De hecho, el mejor ejemplo de sistema en el que el beneficio personal queda oculto y sólo se ven los outputs positivos es la política.

Además, tenemos lo que comentaba antes de la señalización de la virtud. En un sistema así, si quieres señalizar virtud, necesariamente debes renunciar a los beneficios individuales. No sale gratis hacerlo.

Y por ahí irían los tiros de esta niusleta. Algunas ideas para los ingenieros sociales que me lean. Si queréis crear sistemas funcionales, tened en cuenta esos puntos.

Fijaos en el capitalismo, que vence siendo odiado.

sobre el autor

antoño orangotan
antoño orangotán

Soy Antoño, el Gran Orangotán Cósmeco. Me gusta la política, la filosofía, la psicología, el marketing y los negocios. Si estás leyendo los contenidos de esta web, probablemente ya me odies. Si no es así, suscríbete a la lista de correos.

añadir comentario

antoño orangotán epistemología, semiótica, emprendimiento, marketing…